La sangre corre a través de un te quiero,
La esperanza aún sigue al acorde de un te extraño,
Esa mirada cruel como un tempano de hielo,
Y la indiferencia del alejamiento de tus brazos,
La ausencia recorre el alma entumecida,
Del olvido que fue muerto en tus manos,
El calor desvela en la noche húmeda y sin brisa,
El llanto de una niña rencorosa y confundida,
Los días pasan como el pasar de las noches,
Postrada en la cama y casi sin vida,
Sin ganas de nada y aún pensativa,
Como el insomnio de una niña miedosa y aturdida,
Roció de madrugada, tan absurdo, tan frío,
Como las aguas oscuras de un lago sin nada,
Correr a la orilla del río,
Pensando en que alguna vez todo esto se acaba...
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